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Reciclaje, ODS e ISO 14001 y 50001

31 May La importancia del reciclaje

En el año 2015 los líderes mundiales acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con el objetivo de elevar el desarrollo del mundo y mejorar la calidad de vida de las personas. La Agenda 2030 establece 17 Objetivos para conseguirlo. Uno de estos objetivos es lograr una producción y un consumo responsable, donde se incluye la gestión de los residuos sólidos.

En España se generan 132,1 millones de toneladas de residuos sólidos al año, según los últimos datos disponibles relativos al 2017, situándose como el país de la UE que más cantidad deposita en vertederos. Esto hace que sea necesario concienciar a toda la sociedad sobre la importancia de una gestión adecuada de los residuos para mejorar el entorno.

No obstante, antes de llegar al proceso de reciclaje, existen otras formas de contribuir a un uso consciente de los recursos, como recapacitar sobre el diseño de los productos o sobre la idoneidad de estos; también se puede colaborar con el medioambiente eligiendo elementos de mayor durabilidad frente a los de uso desechable o reduciendo y reutilizando. La reducción hace referencia a la disminución de la cantidad y la reutilización consiste en volver a darle un uso a ese “residuo”, ya sea con el mismo destino con el que ha sido fabricado, o pensar en otros posibles usos. Tras estos dos procesos es el momento de reciclar.

El reciclaje implica la segregación y depósito de los residuos en el contenedor adecuado según sus características para el correcto tratamiento posterior de los mismos. La clasificación de los residuos en su correspondiente contenedor:
– Contenedor amarillo: briks, envases de plástico, bolsas y envoltorios de plástico y aluminio, latas de aluminio (refrescos, aerosoles, desodorantes…), papel film y de aluminio, tapas y tapones de plástico y metal y bandejas de aluminio y de corcho.
– Contenedor azul: cajas de calzado, envases de productos congelados, papel para envolver, papel de uso diario y similares.
– Contenedor verde: botellas, tarros y frascos de vidrio.
– Contenedor marrón: residuos orgánicos, fundamentalmente restos de comida.
– Contenedor naranja: aceite de origen doméstico que se utiliza para cocinar.
– Contenedor gris/verde oscuro: también denominado de “restos”, se destina a los residuos generales como pañales, juguetes rotos, cristales (no vidrio), objetos de plástico que no sean envases, etc..
– Contenedores especiales: para ropa y calzado, pilas y baterías, medicamentos o bombillas entre otros.

Además de estos contenedores existe un Punto Verde o Limpio, zonas donde se recogen residuos que por su peligrosidad o gran tamaño no se pueden depositar en los contenedores habilitados en la calle. Entre los elementos que se depositan en estas áreas encontramos residuos tóxicos o peligrosos, residuos químicos, residuos de construcción y demolición y de aparatos eléctricos y electrónicos.

En ocasiones surgen dudas sobre cuál es el lugar adecuado para depositar determinados objetos, es aconsejable informarse antes de desechar el producto en el lugar incorrecto. Estos son algunos de los errores más comunes que se cometen en el reciclaje:
– En el contenedor amarillo no se deben depositar juguetes, biberones, chupetes, utensilios de cocina o cubos de plástico.
– En el contenedor azul no se deben depositar los briks (compuestos de cartón, plástico y aluminio), servilletas de cocina o pañales usados.
– En el contenedor verde sólo se recicla vidrio, por tanto, las bombillas, espejos, ceniceros, vasos, vajillas o demás elementos hechos de cristal, no deben depositarse en este tipo de contenedor.

Reduciendo, Reutilizando y Reciclando alargamos la vida útil de los productos y ayudamos a la preservación de los recursos naturales del planeta, facilitando el desarrollo de economías circulares.

Según datos procedentes de Ecoembes, el pasado año en España se trataron casi 1’5 millones de toneladas de envases domésticos en plantas de reciclaje. Además, tras diversos estudios, se ha demostrado que la energía necesaria para obtener una materia prima reciclada es menor que la energía que se necesita para conseguir una materia prima virgen. De esta manera, se genera menos CO2 a la atmósfera y, por tanto, se reduce la contaminación emitida.

Desde Limcamar promovemos el reciclaje para la consecución de uno de los principales valores de la compañía, el cuidado del medio ambiente. A través de este sencillo acto todas las personas pueden contribuir a la mejora del entorno, luchando así contra el cambio climático y asegurando la protección de la naturaleza. Limcamar cuenta con un plan de gestión ambiental basado en los Objetivos de Consumo responsable y Acción por el clima. Por ello mantiene acuerdos con proveedores para facilitar el uso de productos y maquinaria reciclables.